3 tipos de corrosión: características y prevención

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La corrosión es el proceso degradante de los metales debido a una reacción electroquímica en su entorno. Se han identificado varios tipos de corrosión, como la corrosión generalizada y la corrosión por erosión. También existe la corrosión microbiológica. Para prevenirla, se puede elegir metales resistentes, utilizar recubrimientos y protección superficial, aplicar métodos de protección catódica y anódica, así como emplear productos específicos.  

¿Qué es la corrosión? 

La corrosión de un metal es un proceso de degradación causado por una reacción electroquímica en su entorno. Esta reacción química transforma los metales en óxido, herrumbre u otros compuestos no deseados, debilitando así su estructura y propiedades. 

Proceso de corrosión en metales 

El proceso de oxidación y corrosión de metales comienza con la formación de una célula electroquímica. Esta célula está compuesta por tres elementos esenciales: el ánodo, el cátodo y el electrolito. 

El ánodo es la región del metal donde se produce la oxidación, liberando electrones y formando iones metálicos en el electrolito. Estos iones se desplazan hacia el cátodo a través del electrolito. 

El cátodo, por otro lado, es la región donde ocurre la reducción del oxidante presente en el electrolito. En este proceso, los electrones se combinan con los iones reducidos para formar moléculas o compuestos estables. 

El electrolito actúa como conductor de los iones metálicos y proporciona el medio para la transferencia de carga entre el ánodo y el cátodo. 

Tipos de corrosión 

Corrosión generalizada 

La corrosión generalizada es un tipo de corrosión que afecta de manera uniforme a toda la superficie del metal expuesto al entorno corrosivo. Este tipo de corrosión puede provocar una pérdida de espesor en el metal y una disminución en su resistencia estructural.

Corrosión por erosión 

La corrosión por erosión se produce cuando el metal se expone a la acción de fluidos o partículas en movimiento, como agua, viento o productos químicos. Esta forma de corrosión puede llevar a la formación de cavidades o pérdida de material en áreas específicas del metal expuesto a la erosión. Un ejemplo de corrosión por erosión es la corrosión por picadura o pitting. 

Corrosión microbiológica 

La corrosión microbiológica es causada por la presencia y actividad de microorganismos, como bacterias, hongos y algas, en el entorno corrosivo. Estos microorganismos generan productos químicos que aceleran la corrosión y promueven el deterioro del metal. 

Métodos de prevención y protección contra la corrosión 

La corrosión es un problema común que afecta a los metales, pero existen diversos métodos para prevenir y proteger contra este proceso degradante. A continuación, se detallan diferentes enfoques que pueden utilizarse: 

Elección de metales resistentes a la corrosión 

Una medida preventiva efectiva es seleccionar metales que sean intrínsecamente resistentes a la corrosión. Algunos ejemplos de estos metales son el acero inoxidable, el aluminio y el titanio. Estos materiales tienen propiedades que los hacen menos susceptibles a la corrosión, lo que garantiza una mayor durabilidad en entornos corrosivos. 

Recubrimientos y protección superficial 

Los revestimientos industriales son una forma eficaz de proteger los metales contra la corrosión. Se pueden aplicar recubrimientos metálicos, como galvanización por inmersión en caliente, que proporcionan una capa protectora sobre el metal base. También se utilizan recubrimientos no metálicos, como pinturas y esmaltes, que crean una barrera física entre el metal y el entorno corrosivo.

Protección catódica 

La protección catódica se basa en crear un sistema electroquímico que evita la corrosión del metal. Consiste en utilizar un material sacrificable, como el zinc, que se conecta eléctricamente al metal a proteger. El material sacrificable actúa como ánodo y se corroe en lugar del metal, protegiéndolo de la corrosión. 

Protección anódica 

La protección anódica es otro método utilizado para prevenir la corrosión. Consiste en aplicar una corriente eléctrica al metal a proteger, lo que provoca que se convierta en un cátodo y evite la oxidación. Este proceso se utiliza en estructuras metálicas sumergidas en agua o enterradas en suelos corrosivos. 

Productos y soluciones para prevenir y controlar la corrosión 

Productos metálicos resistentes a la corrosión 

El tratamiento anticorrosivo para metales es una excelente opción para proteger diferentes materiales en diversas industrias. Entre ellos se encuentran las barras de aluminio, chapas, cintas y pletinas, así como las barras y chapas de acero inoxidable. Estos metales son altamente resistentes a los efectos corrosivos, lo que los convierte en una solución eficaz para acabar con los problemas de deterioro en entornos agresivos. Su durabilidad y resistencia los hacen ideales para su uso en sectores como la industria química, alimentación y bebidas, energía, entre otros. 

Inhibidores de corrosión 

Los inhibidores de corrosión son productos químicos diseñados para prevenir o reducir los efectos corrosivos en metales. Estos inhibidores actúan creando una capa protectora sobre la superficie del metal, impidiendo así que entre en contacto con los agentes corrosivos del entorno.  

Tratamientos y selladores contra el deterioro 

Además de los productos metálicos resistentes a la corrosión y los inhibidores, existen diferentes tratamientos y selladores que contribuyen a prevenir y controlar el deterioro ocasionado por la corrosión. Estos tratamientos y selladores se aplican sobre la superficie de los materiales para crear una barrera protectora, evitando así el contacto directo con los agentes corrosivos. Algunos ejemplos de tratamientos y selladores incluyen pinturas anticorrosivas, recubrimientos cerámicos y poliméricos, así como selladores especiales que promueven la adhesión y protección duradera. Estas soluciones son ampliamente utilizadas en distintos tipos de corrosión.

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